De esa cuenta, y mientras ordenábamos con Marilú su futuro cuarto de estudios, no dude en emocionarme ante la idea de crear un mural con objetos significativos para mis chicos.
Cada uno de ellos hizo su aporte, Marilú fue la entusiasta, clavó y clavó todo lo que fue acumulando en su caja de cositas destinadas al mural. Lucas fue el segundo en sumarse al trabajo , escarbó entre todos sus juguetes, entre todas su cosas, y de poco en poco fue llenando la pared con sus aportes. Vivi también se sumó con dibujos y composiciones artísticas de su inspiración.
Las paredes ya no están pelonas, ahora tienen muchas cosas que decir en forma de dibujos, pinturas, juguetes, recuerdos, tapitas y hasta una fotografía mía, de cuando tenía 13 años...
Ahora ellos tienen un espacio para todo, para escribir, para leer, para feisbuquear, para inspirarse, y eso, me gusta!, me gusta!, me gusta! :)
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