Pocas veces me acerco a una mujer por sexo, lo hago por curiosidad, por el misterio que intuyo más allá del cuerpo y la mente.
El sexo es consecuencia de mi fascinación por ella, me ayuda a entrar en sus otras dimensiones, es una puerta al abismo y los miles de secretos que guarda en su corazón.
La mujer que me apasiona, puede llevarme al asco y al asombro, hacerme tomar sus orines o despertar mi odio, romper los bordes de mi certeza y dejarme suspendido entre dos muertes sin lograr que renuncie a entender porqué su risa es teoría y su dolor práctica.
Técnicas de masturbación entre Batman y Robin
Efraín Medina Reyes
20091019
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