Erase una vez una jirafa con dolor de muelas.
La examinó un doctor y le dijo: "Sus muelas, señora Jirafa, sufren de vértigo; si no las llevara tan altas, no sucedería nada" .
"Pero yo soy como soy, ¿qué puedo hacer?", replicó la angustiada jirafa. "No se preocupe usted, tengo la solución", la tranquilizó el especialista: "Instalaré en su dentadura unos pequeños paracaídas, para que así, ni dientes ni muelas vuelvan a sufrir mal de altura".
Así lo hizo aquel dentista tan imaginativo y la jirafa no volvió a tener nunca dolor de muelas.
20081104
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