Con la llegada de diciembre, y así como de manera atípica nos llega un poco de lluvia, también nos llega la inevitable reflexión de fin de año.
Consciente o inconscientemente, reposada o deliberadamente consumada con desesperación, la cavilación acerca del recuento de nuestro año se lleva a cabo.
Para mi, aún sigue siendo válido que nuestro presente es producto de nuestras decisiones y sus inevitables consecuencias ... sin dudarlo tenemos lo que nos merecemos.
Para pensar en el 2014 hay que armarse de valor, tener la convicción y la consciencia de asumir quienes somos, armarse de una brújula y tener la valentía de volver a empezar...
20131212
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