"No es que uno nazca bueno, sino que si alguien tolera y dirige nuestra
innata mezquindad, es posible conducirla por cauces que no sean dañinos,
o incluso cambiarle el sentido.
No es que a uno le enseñen a vengarse
(pues nacemos con sentimientos vengativos), sino que le enseñan a no
vengarse.
No es que a uno le enseñen a ser bueno, sino que le enseñan a
no ser malo. Nunca me he sentido bueno, pero sí me he dado cuenta de que
muchas veces, gracias a la benéfica influencia de mi papá, he podido
ser un malo que no ejerce, un cobarde que se sobrepone con esfuerzo a su
cobardía y un avaro que domina su avaricia".
El olvido que seremos
Héctor Abad Faciolince
20130915
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