Cuando andaba a su lado, solía pensar en qué sentimientos debía abrigar su corazón. Y adónde la conducirían. A veces escudriñaba sus pupilas. Pero en ellas sólo descubría un silencio plácido...
En su interior... poseía un pequeño mundo propio. Un mundo que sólo ella conocía y al que sólo ella tenía acceso...
Ante ella, era incapaz de juzgar qué debía hacer, qué debía decir. Intentaba serenarme. Intentaba pensar. Pero de nada servía...
Al sur de la frontera, al oeste del Sol
Haruki Murakami
20130723
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario