Tanto la música, como las letras tienen esa cualidad en común de activar la imaginación de nuestra cabeza, claro esta que la música lleva cierta ventaja, por la posibilidad de repetición al menor esfuerzo; es más fácil darle play a una rola que volver a iniciar la lectura de algún escrito una vez terminado.
Con esta posibilidad y en particular la que permite la música, es que yo me dejo llevar: imaginar al personaje, la situación; ponerle color, ambiente, ritmo o paisaje. Hacer mi videoclip mental, dosificar la velocidad: lenta para el down, y rápida para la alegría.
De esa cuenta recreo esta rola en infinidad de versiones, para las tardes de lluvia como hoy... Escuchenla y ¿a ver qué tipo de imágenes les vienen a la cabeza?
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