Un nuevo lenguaje

Dejamos de creer en las palabras para comprender el lenguaje. El mensaje es simple, somos todos los espectadores condensados en una pregunta, en una clave pervertida, en una piel expuesta y libre de condiciones. Tendremos que aprender a leer el nuevo lenguaje. La
artista llega al punto de permitirnos el aporte personal a esa posible nueva forma de denominar la verdad.

El requisito único es arriesgarse. Viajan las formas ya establecidas a otras maneras más honestas.

Encontrarnos en un mundo más embrional, un retorno a la raíz, a la matriz divina. Viajar en la obra misma, encontrar al ser humano en su estado primario, inicial.

En resumen, tomarnos el tiempo de vernos a nosotros mismos, desde el visor certero de una artista que no promete nada, que simplemente da. A fin de cuentas, explicar la obra estaría de más, pues no tiene un significado finito. Hay que adentrarse en la búsqueda de esa verdad abundante de la cual con seguridad, simple y sencillamente se podrá decir, “ha llegado al punto de la honestidad más delgada y perfecta”.

Alejandro Marré