20110424

Procesiones, taxistas y recuerdos...

Para mis dos hermanos y yo, durante la niñez, la Semana Santa, más allá de ser una celebración religiosa, siempre tuvo un matiz especial para nosotros. Mi mamá en esas fechas nos consentía, dejaba que almorzarmos frente al televisor viendo caricaturas en aquella pantallita blanco y negro, de nuestra poderosa Westinghouse.

Comíamos desde pescado, (que a mi me sabía horrible), hasta la satisfacción de esa comida favorita que a cualquiera de nosotros tres, se nos antojara. En esa misma fecha, mi madre nos compraba ropa, aún no entiendo por qué. Así que en mi caso, con estreno nuevo, - bien catrin- acompañaba a mi vecina, junto con su mamá a ver procesiones.

Esta recién pasada semana santa, la he vivido entre taxistas palideando la goma, camioneteros aprovechados, caminadas kilométricas en el centro y el surrealismo de la semana mayor en este país tropical y contradictorio.

Me hizo falta mi estreno y la salida a chilerear entre incienso, cucuruchos, bombazos y marchas.

Mañana?, de vuelta a la realidad.

Que descansen!

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