Toma tiempo y esfuerzo, reconocer el papel, la influencia y el efecto positivo o negativo que las personas juegan en nuestra vida. Y no estoy hablando de las personas en general, sino de esas que uno permite que lleguen muy cerca; de esas con las que uno hace vida, y cuyas relaciones se estrechan en lo emocional, sentimental, intelectual y físico.
Uno puede buscarle la forma que quiera: el amigo confidente, el amante ocasional, el novio correcto, el esposo pendenciero, el compañero aprovechado, el amigo con necesidad, el novio infiel, el esposo insatisfecho, el amigo parrandero, el compañero entendido y razonable... y todas las formas que uno quiera.
Para bien y para mal, hay personas que son fundamentales y trascendentales en nuestras vidas. Que nos cambian la perspectiva, que cuestionan nuestras decisiones, las enriquecen; que consuelan y acompañan en momentos duros. Pero también existen los que enturbian, los que sacan provecho y toman ventaja.
Como sea, somos nosotros los responsables de permitir o dejar que entren en nuestras vidas. Y hay que ser consciente, porque definitivamente el que permite también es responsable.
20110421
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