Ni la mujer ni el hombre tienen el monopolio de la verdad. Sus temperamentos individuales están diseñados para moderarse mutuamente en casi todos los aspectos de la vida: dinero, sexo, negocios, viajes, convivencia, apoyo, educación...
Algunas parejas comprenden muy bien estas tendencias contrastantes y las aprovechan. En determinado momento él es el “Pedal” y ella es el “freno”. Ambos son vitales para operar un automóvil con seguridad. Si solamente tienen un acelerador, lo más seguro es que ocurra un choque. Si solamente tienen la habilidad para detenerse, nunca se moverán.
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