20110122

Confidente, confidencias...

Contarle tu vida a alguien es sinónimo de permitir que esa persona opine sobre la misma, proceso que digamos hasta cierto punto es normal. Cuesta poder depositar esa confianza en alguien y poder aceptar su opinión, consejos o punto de vista, sobre todo si uno es de los que juzga antes de confiar.

Cierto es que los demás, desde fuera tienen una óptica muy diferente de lo que realmente somos, vivimos y padecemos. La idea de confiar en alguien, más allá de la pura necesidad de ser escuchado y obtener de esa confidencia un feedback enriquecedor a veces funciona. Otras veces dependerá de la atinada selección de nuestro confidente. Porque como bien dicen: así como es el sapo es la pedrada...

Ahhh si, busco psicólogo/a...

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