20101013

El pan nuestro de cada día

Mis más recientes mañanas han tenido un cambio dramático de rutina, después de destruir mi carrito, estoy en la necesidad de aventurarme (como todo el mundo) en el servicio urbano.

La camioneta me deja a algunos pasos del mercado Colón, donde me espera mi respectivo panito con pollo y licuado de frutas para el necesario desayuno.

Hoy, después de hacer el pedido, me vino a la cabeza el recuerdo de los viajes en que acompañaba a mi madre, salíamos de la Bethania con muchos rumbos. A mi mamá no le costaba mucho convencerme; el aliciente para mi, era la promesa de parar en algún mercado, y saborearme una taza de atol, un chuchito y una tostada. Y en casos más arriesgados aventarme un vaso de fresco de suchiles, que siempre me dejaba mareado.

Así que todas las mañana me viajo hacia los recuerdos... hacia la nostalgia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que uno no debe de alejarse de los comienzos o al menos acercarse de vez en cuando.
Por eso yo me regresé a vivir al Centro Histórico, puesto que aún me inspira, las escenas cotidianas, los sucesos, y el hecho de presenciar pequeñas cosas que pueden disparar ideas...dar unos pasos y tomar atol de elote, tostadas o los Churros y plataninas de las ferias e iglesias del centro.
Así son las ciudades, los downtowns, siempre inspirando arte.